Una amistad, es una amistad;
Un noviazgo sin compromiso, es un noviazgo sin compromiso;
Un noviazgo formal, es un noviazgo formal;
Un compromiso de matrimonio, es un compromiso de matrimonio...
Consideraría que todos estamos claros de las diferencias que hay en cada relación.
Conversando con un muy buen amigo, congeniamos en que nos involucramos en una relación (tanto hombres como mujeres) sin estar del todo conscientes de lo que ésto implica.
Si bien una relación es algo lindo, puede también llegar a complicarse y cambiar del todo; por un simple escalón.
Amistad: Nivel 1;
Noviazgo sin compromiso: Nivel 2;
Noviazgo formal: Nivel 3;
Compromiso de Matrimonio: Nivel 4.
Dos personas al pasar del Nivel 1 al Nivel 2, definitivamente existirá un cambio;
Del Nivel 3 al Nivel 4, también sabemos que habrá un cambio bastante fuerte y nos preparamos para el mismo.
Osea que en estos casos, se da un cambio esperado para ambos;
Para el cuál deben prepararse.
Sin embargo la analogía con este amigo, se dió más que todo en el leve escalón entre el Nivel 2 y el Nivel 3.
¿Porqué?
Bueno, pues muchas personas considerarían que los cambios entre estos niveles son únicamente cambios ante la sociedad;
Por ejemplo, cuando han pasado al Nivel 3 se presentarán como Novios ante los conocidos del otro,
mientras que en el Nivel 2 pueden presentarse incluso por el nombre.
Únicamente cambios en el protocolo.
Sin embargo estamos tan acostumbrados a definir y limitar todo cuanto tenemos a nuestro al rededor,
que reglamentamos hasta nuestras relaciones.
Pasar de un nivel a otro, es como firmar un contrato invisible;
del que nadie habla pero todos conocen.
Todos conocen los lineamientos generales del contrato,
Las obligaciones, los derechos, las responsabilidades, etc.
Claro, hay personas que firman el contrato sin haberlo siquiera leido,
lo más probable es que éste infringirá algún lineamiento,
y como es de esperarse, tendrá que pagar lo que exija el peso de la ley.
Así que siempre hay que estar consientes de lo que firmamos, de lo que nos comprometemos...
O mejor aún, ¡¡conocer lo más que se pueda a la persona a quien le firmamos el contrato!!
Un noviazgo sin compromiso, es un noviazgo sin compromiso;
Un noviazgo formal, es un noviazgo formal;
Un compromiso de matrimonio, es un compromiso de matrimonio...
Consideraría que todos estamos claros de las diferencias que hay en cada relación.
Conversando con un muy buen amigo, congeniamos en que nos involucramos en una relación (tanto hombres como mujeres) sin estar del todo conscientes de lo que ésto implica.
Si bien una relación es algo lindo, puede también llegar a complicarse y cambiar del todo; por un simple escalón.
Amistad: Nivel 1;
Noviazgo sin compromiso: Nivel 2;
Noviazgo formal: Nivel 3;
Compromiso de Matrimonio: Nivel 4.
Dos personas al pasar del Nivel 1 al Nivel 2, definitivamente existirá un cambio;
Del Nivel 3 al Nivel 4, también sabemos que habrá un cambio bastante fuerte y nos preparamos para el mismo.
Osea que en estos casos, se da un cambio esperado para ambos;
Para el cuál deben prepararse.
Sin embargo la analogía con este amigo, se dió más que todo en el leve escalón entre el Nivel 2 y el Nivel 3.
¿Porqué?
Bueno, pues muchas personas considerarían que los cambios entre estos niveles son únicamente cambios ante la sociedad;
Por ejemplo, cuando han pasado al Nivel 3 se presentarán como Novios ante los conocidos del otro,
mientras que en el Nivel 2 pueden presentarse incluso por el nombre.
Únicamente cambios en el protocolo.
Sin embargo estamos tan acostumbrados a definir y limitar todo cuanto tenemos a nuestro al rededor,
que reglamentamos hasta nuestras relaciones.
Pasar de un nivel a otro, es como firmar un contrato invisible;
del que nadie habla pero todos conocen.
Todos conocen los lineamientos generales del contrato,
Las obligaciones, los derechos, las responsabilidades, etc.
Claro, hay personas que firman el contrato sin haberlo siquiera leido,
lo más probable es que éste infringirá algún lineamiento,
y como es de esperarse, tendrá que pagar lo que exija el peso de la ley.
Así que siempre hay que estar consientes de lo que firmamos, de lo que nos comprometemos...
O mejor aún, ¡¡conocer lo más que se pueda a la persona a quien le firmamos el contrato!!
