Hace unos días decidí que era buen momento de releer "El
Principito", y he de admitir que fue una de las mejores decisiones de la
semana...
Y es que entre todo lo que encierra tan pequeño libro, adoré la explicación
del audaz zorro: "si tú me domesticas, entonces tendremos necesidad el
uno del otro. Tú serás para mí único en el mundo, yo seré para ti único
en el mundo."
Y, ¿no es acaso cierto eso?... ¡Claro que lo es!
A lo largo de nuestra vida convivimos con cientos de personas (algunos dirán
que con miles), sin embargo no atesoramos recuerdos de cada una de ellas,
algunas veces hasta llegamos a olvidar que las conocimos. Mientras que hay
personas que dejan cierta huella en nuestra vida, que nos resulta difícil de
quitar.
Como todos sabemos, el principito se encuentra con que ha
"domesticado" al autor del libro y cuando es momento de partir, éste
no concibe la idea de alejarse del pequeño principito, quien comprendiendo tal
situación decide consolarlo con la siguiente idea: "Cuando te hayas
consolado (siempre se consuela uno) estarás contento de haberme conocido, serás
mi amigo y tendrás ganas de reír conmigo. Algunas veces abrirás tu ventana sólo
por placer y tus amigos quedarán asombrados de verte reír mirando al cielo. Tú
les explicarás: "Las estrellas me hacen reír siempre"... Porque cada
una de esas estrellas te harán recordar mi risa."
Tomando como base tan grandiosa idea, me he atrevido a dedicar las
siguientes líneas esperando poder recordar cómo se supone que deba recordar:
"Me dejé domesticar, lo admito. No sé cuando comenzó, pero es cierto,
me dejé domesticar y eso me gustó.
Me atrajo cantidad de problemas, que necia y absurdamente no cambiaría al
día de hoy. Aún cuando esta decisión, me saque las canas verdes de a montón.
No me gustaba pasar frente a tal edificio, pues me acordaba a ti;
Ahora cada vez que pase sonreiré recordando la vez en que allí te recogí.
Dejé de frecuentar los lugares que muchas veces nos sirvieron de escenario,
pues cada uno de ellos me daba melancolía;
Ahora decido volver, recordar las risas, los buenos momentos, vivir el
presente y terminar la noche sin ninguna agonía.
Y es, que al final del día prefiero imitar el consejo del principito; si
cada lugar, cada frase, cada chiste, cada idea, cada olor, cada situación me
recuerda a ti, prefiero que sea para recordar con alegría y hasta cierta pizca
de nostalgia, que con tristeza disfrazada de una absurda negación."
Y es así como despido este período: con una nueva actitud, con una nueva
forma de recordar, con una nueva forma de olvidar, ó como termina el autor del
principito: una nueva forma de esperar.
"Cuando uno está verdaderamente triste, le gusta ver las puestas del sol" (El
Principito)